Una y otra vez intentaba aprender el significado que el escritor de mi primer libro de tarot, Eden Gray me sugería en su libro para cada una de las cartas, con esta baraja del 007, pero había cierta incompatibilidad de lenguajes, y es que ahí en ese entonces, vislumbraba lo importante que es el establecer una conexión con esta herramienta. Cada uno de nosotros los seguidores del Camino del Loco, en un determinado momento, hemos sentido esta conexión con una baraja, este enamoramiento que nos deja en suspenso, que nos invita a ver su rostro una y otra vez, descubriendo cada uno de los detalles ocultos, a tocarlas delicadamente, inclusive a olerlas y a querer pasar con ellas el mayor tiempo posible (¿sigo hablando de las cartas?, en este punto al releerme me suena a otra cosa, pero bueno yo sigo hablando de las cartas.
Pues en ese momento este amorío no existía, al menos no con esta baraja, y por más que intentaba, no podía aprender de la manera en que quería, o de la manera en que esperaba que sucedería, así que por temporadas, dejaba de intentar aprender, guardaba las cartas y mi libro en un cajón, luego días o semanas después, la inquietud renacía en mi y volvía a intentarlo, hasta que de nuevo se volvía algo tedioso, y bueno en ese entonces tendría 17 años más o menos, tampoco podría esperar grandes compromisos a esa edad de mi.
Un día, leyendo en una de mis revistas, que en ese entonces compraba sobre esoterismo, me encontré con el comentario que algunas escuelas de tarot, hacían que sus estudiantes iluminaran o dibujaran cada uno de los arcanos para estudiarlos y poder conectarse con ellos.
-Que idea tan genial- me dije a mi mismo.
Se me ocurrió, que si no podría tener mi mazo Rider, entonces lo dibujaría.
Intenté dibujar el 8 de copas, todavía lo recuerdo y el resultado no me pareció tan agradable. Intenté después calcarlo y de nuevo lo que quedaba plasmado en el papel no era lo que yo tenía en mente cuando iniciaba esta labor. Así que paré de hacer esto, hasta que una mejor idea viniera a mi mente.
Y un día esta idea esperada llegó, ¡Fotocopias!
Llevé mi libro a la fotocopiadora, y le pedí al encargado una copia de todas las páginas que tenían imágenes del Tarot. Quedé de recoger las fotocopias tiempo después.
Contento por el proyecto que tenia en mente compré unas cuantas cartulinas negras, después de pensar cual seria el color que mejor combinaría con mis cartas, como estaban en blanco y negro pues negro seria, pegamento, una caja de colores, ya que la que tenía supuse que no me iba a alcanzar para esta obra semiartística (no se que tenia en mente que iba a colorear, en realidad la caja de colores usados que tenía fue más que suficiente).
Recojo las fotocopias, llego a mi casa, saco las fotocopias de su bolsita en que me las entregaron que por cierto me las cobraron carísimas y…
Oh sorpresa, estaban fotocopiadas por ambas caras, de la misma manera como venia en el libro; ¿reacción lógica adolescente? me enojo.
-carajo, que no di bien las instrucciones- (seguramente no, si lo hubiera hecho me las hubieran sacado como las pedía je je je).
Una vez que se me bajo el coraje comienzo a trabajar con las cartas tenia, comienzo a recortar las cartas una a una, tengo que regresar a la fotocopiadora a pedir las cartas que me hacían falta, esta vez me aseguro de especificar que solo necesitaría ciertas páginas, espero a que me las entreguen y el encargado me ve con cara de “hijo pecador”, yo finjo que no lo veo y me despido con un amable hasta pronto.
Recorto todas las cartas, recorto la cartulina negra en pequeños rectángulos de 10 por 6 cm, las pego lo más derecho posibles, busco que no queden con arrugas por el pegamento líquido que usé, no lo logro en todas, me fastidio, dejo esto dos días, y en seguida regreso.
La siguiente tarea colorearlas, en este momento me doy cuenta de un detalle que podría ser importante, ¿De que color debo iluminar las cartas? En ese momento eso fue importante para mí, ¿qué tal que las iluminaba de un color erróneo y no producían el mismo resultado?.
En el transcurso de la siguiente semana, compro una revista donde venia un artículo del tarot y venia una versión del tiny Rider Tarot, que es un tamaño del Rider muuuuy chiquito, y venían fotos del tarot, extendido sobre una superficie, así que se podía ver una buena parte del tarot en las fotos. Comencé entonces, a copiar los colores que veía en casi todas las cartas, porque no se veía la baraja completa.
Pase todas unas vacaciones recortando cada una de las cartas, coloreándolas con la mayor fidelidad posible a lo que veía en esta revista, en algunas cartas lo logré en otras me quedaron mejor coloreadas a mi que la versión original (al menos así me lo pareció).
Ahora hacia falta un ultimo detalle, ¿como iba a protegerlas?
Lógicamente la pura cartulina con la hoja pegada no sería muy resistente así que tenía que protegerlas de alguna manera, pienso y pienso y no se me ocurre nada, en aquel entonces no se conocía el “papel contact” como ahora, ese plástico adherible transparente que se usa para forrar libros o cuadernos, cuanto me hubiera ayudado si lo hubiese conseguido.
Como no llegó una mejor idea a mi cabeza, tuve que usar cinta adhesiva transparente de la más gruesa que encontré y tenia que darle 2 pasadas a cada carta para que pudiera abarcar y protegerlas en su totalidad.
Como te imaginarás cuando termine de forrarlas con cinta adhesiva, pues me quedo un mazo de Tarot más o menos del grosor de un mazo y medio. Poco práctico para manejar, no tan bonito estéticamente como el original, pero sentí gran cariño por ese mazo, por todo el esfuerzo que me representó conseguirlo, hacerlo con mis propias manas y ayuda de la fotocopiadora y porque finalmente tenia ¡Mi mazo! De hecho, lo conservo todavía como parte de mi colección, en cuanto pueda subo unas fotos de él para que lo conozcas y si te gusta algún mazo y no lo puedes conseguir pues esta es una manera de establecer un vínculo personal y crear ese mazo que tanto te gusta en lo que puedes conseguirlo….
Una vez que pude tener un mazo completo, y con el que me sentí conectado, todo fluyó de una manera más rápida, podía estudiar mucho más tiempo, observar los símbolos que encontraba en mis libros y conectarme con ellos, entendí entonces lo que era caminar de la mano de un cuate simbólico en este viaje del loco….
Pero después podría conseguir una baraja original, aunque como te lo imaginas no fácilmente, pero como diría la nana chonita:
Pues en ese momento este amorío no existía, al menos no con esta baraja, y por más que intentaba, no podía aprender de la manera en que quería, o de la manera en que esperaba que sucedería, así que por temporadas, dejaba de intentar aprender, guardaba las cartas y mi libro en un cajón, luego días o semanas después, la inquietud renacía en mi y volvía a intentarlo, hasta que de nuevo se volvía algo tedioso, y bueno en ese entonces tendría 17 años más o menos, tampoco podría esperar grandes compromisos a esa edad de mi.
Un día, leyendo en una de mis revistas, que en ese entonces compraba sobre esoterismo, me encontré con el comentario que algunas escuelas de tarot, hacían que sus estudiantes iluminaran o dibujaran cada uno de los arcanos para estudiarlos y poder conectarse con ellos.
-Que idea tan genial- me dije a mi mismo.
Se me ocurrió, que si no podría tener mi mazo Rider, entonces lo dibujaría.
Intenté dibujar el 8 de copas, todavía lo recuerdo y el resultado no me pareció tan agradable. Intenté después calcarlo y de nuevo lo que quedaba plasmado en el papel no era lo que yo tenía en mente cuando iniciaba esta labor. Así que paré de hacer esto, hasta que una mejor idea viniera a mi mente.
Y un día esta idea esperada llegó, ¡Fotocopias!
Llevé mi libro a la fotocopiadora, y le pedí al encargado una copia de todas las páginas que tenían imágenes del Tarot. Quedé de recoger las fotocopias tiempo después.
Contento por el proyecto que tenia en mente compré unas cuantas cartulinas negras, después de pensar cual seria el color que mejor combinaría con mis cartas, como estaban en blanco y negro pues negro seria, pegamento, una caja de colores, ya que la que tenía supuse que no me iba a alcanzar para esta obra semiartística (no se que tenia en mente que iba a colorear, en realidad la caja de colores usados que tenía fue más que suficiente).
Recojo las fotocopias, llego a mi casa, saco las fotocopias de su bolsita en que me las entregaron que por cierto me las cobraron carísimas y…
Oh sorpresa, estaban fotocopiadas por ambas caras, de la misma manera como venia en el libro; ¿reacción lógica adolescente? me enojo.
-carajo, que no di bien las instrucciones- (seguramente no, si lo hubiera hecho me las hubieran sacado como las pedía je je je).
Una vez que se me bajo el coraje comienzo a trabajar con las cartas tenia, comienzo a recortar las cartas una a una, tengo que regresar a la fotocopiadora a pedir las cartas que me hacían falta, esta vez me aseguro de especificar que solo necesitaría ciertas páginas, espero a que me las entreguen y el encargado me ve con cara de “hijo pecador”, yo finjo que no lo veo y me despido con un amable hasta pronto.
Recorto todas las cartas, recorto la cartulina negra en pequeños rectángulos de 10 por 6 cm, las pego lo más derecho posibles, busco que no queden con arrugas por el pegamento líquido que usé, no lo logro en todas, me fastidio, dejo esto dos días, y en seguida regreso.
La siguiente tarea colorearlas, en este momento me doy cuenta de un detalle que podría ser importante, ¿De que color debo iluminar las cartas? En ese momento eso fue importante para mí, ¿qué tal que las iluminaba de un color erróneo y no producían el mismo resultado?.
En el transcurso de la siguiente semana, compro una revista donde venia un artículo del tarot y venia una versión del tiny Rider Tarot, que es un tamaño del Rider muuuuy chiquito, y venían fotos del tarot, extendido sobre una superficie, así que se podía ver una buena parte del tarot en las fotos. Comencé entonces, a copiar los colores que veía en casi todas las cartas, porque no se veía la baraja completa.
Pase todas unas vacaciones recortando cada una de las cartas, coloreándolas con la mayor fidelidad posible a lo que veía en esta revista, en algunas cartas lo logré en otras me quedaron mejor coloreadas a mi que la versión original (al menos así me lo pareció).
Ahora hacia falta un ultimo detalle, ¿como iba a protegerlas?
Lógicamente la pura cartulina con la hoja pegada no sería muy resistente así que tenía que protegerlas de alguna manera, pienso y pienso y no se me ocurre nada, en aquel entonces no se conocía el “papel contact” como ahora, ese plástico adherible transparente que se usa para forrar libros o cuadernos, cuanto me hubiera ayudado si lo hubiese conseguido.
Como no llegó una mejor idea a mi cabeza, tuve que usar cinta adhesiva transparente de la más gruesa que encontré y tenia que darle 2 pasadas a cada carta para que pudiera abarcar y protegerlas en su totalidad.
Como te imaginarás cuando termine de forrarlas con cinta adhesiva, pues me quedo un mazo de Tarot más o menos del grosor de un mazo y medio. Poco práctico para manejar, no tan bonito estéticamente como el original, pero sentí gran cariño por ese mazo, por todo el esfuerzo que me representó conseguirlo, hacerlo con mis propias manas y ayuda de la fotocopiadora y porque finalmente tenia ¡Mi mazo! De hecho, lo conservo todavía como parte de mi colección, en cuanto pueda subo unas fotos de él para que lo conozcas y si te gusta algún mazo y no lo puedes conseguir pues esta es una manera de establecer un vínculo personal y crear ese mazo que tanto te gusta en lo que puedes conseguirlo….
Una vez que pude tener un mazo completo, y con el que me sentí conectado, todo fluyó de una manera más rápida, podía estudiar mucho más tiempo, observar los símbolos que encontraba en mis libros y conectarme con ellos, entendí entonces lo que era caminar de la mano de un cuate simbólico en este viaje del loco….
Pero después podría conseguir una baraja original, aunque como te lo imaginas no fácilmente, pero como diría la nana chonita:
-Esa es otra historia…
1 comentario:
Querido amigo, Loco viajero:
En el diamante espeso de tu mirada
Los pájaros beben de su propio sueño
Para grabar tu nombre en el firmamento.
¡Alza el vuelo, e incendia la noche!
En el resplandor de tus sienes,
Se ha de consagrar el nuevo enigma…
Un abrazo grande, ¡y a crear se ha dicho! =)
Tu amigo y compañero de camino que te quiere y admira,
S.-
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